LA FILOSOFÍA DE LA VIDA DIARIA

Afrontar las situaciones cotidianas siguiendo algunos preceptos de la filosofía budista, nos permitirá ser dueños de nuestras reacciones y no desbordarnos.
...Un tubo de pasta de dientes apretujado, unas zapatillas mal puestas, una habitación desordenada, un montón de platos sucios acumulados en la cocina... puede generar una discusión de pareja... Pero, después, uno puede sentirse culpable por haber reaccionado de forma exagerada ante una situación insignificante, o puede que, al contrario, sienta ira hacia la otra persona... También puede pasarnos con amigos y conocidos, en la oficina o en situaciones cotidianas que una chispita puede convertirse con mucha facilidad en un fuego, con el consiguiente malestar, ira, impotencia o sentimiento de culpa...
Nuestra reacción ante cualquier situación cotidiana es la que dicta, en definitiva, nuestro grado de bienestar. Y, aunque en ocasiones pueda parecer lo contrario, no se trata de reacciones automáticas sino que incidir en ellas está en nuestras manos. Observarnos como reaccionamos, puede ayudarnos a evitar los pensamientos reactivos, es decir, a evitar aquellos pensamientos que hacen que siempre tengamos las mismas reacciones de autodefensa que nos hacen sufrir y que hacen sufrir a los demás.
Así, según explica Diane Eshin Rizzetto en su libro "Despertando a la vida", los preceptos de la filosofía zen nos revelan como caemos en círculos viciosos del pensamiento y de las reacciones habituales, y nos ofrece una guía para ayudarnos a afrontar cada instante de nuestra vida con plena conciencia. Nos enseña a ser conscientes de nuestros actos, nuestra intención y consecuencias que acarrea a nuestro alrededor, y nos ayuda a ver con claridad, que nuestro bienestar está indisolublemente unido al de todos cuantos nos rodean.
Algunos de los preceptos budistas que nos ayudarán en nuestro bienestar son:
"Me comprometo a hablar con veracidad;
a hablar a los demás con equilibrio;
a cultivar una mente clara;
a tomar solo aquello que me den de manera voluntaria;
a dar todo cuanto pueda del mismo modo;
a mantener relaciones intimas con una actitud de respeto y con el corazón receptivo;
a no entregarme a la ira, y a apoyar la vida"...
Si ante un enfado recordamos nuestro compromiso de no entregarnos a la ira, evitaremos una discusión hiriente y encontraremos una salida constructiva a una situación cotidiana.
Extracto de la revista Mente Sana